¿Sabías que es normal tener conflictos?
Todos los equipos atraviesan por etapas difíciles, es iluso pensar que SIEMPRE estaremos bien, 100% motivados y nunca discreparemos en opiniones y puntos de vista con nuestro equipo. Es de hecho esperable e incluso deseable, que haya conflictos. No obstante, hay que velar por que éstos sean sanos.
Te preguntarás ¿qué es un conflicto sano?
Un conflicto sano refiere a la capacidad de discrepar de punto de vista, opinar distinto, manifestarlo y aún así llegar a acuerdos.
Suena simple, pero la verdad es que el equipo tiene que lograr cierta madurez para poder tener conflictos sanos y de esta manera poder lograr resultados de alto nivel.
Un equipo maduro, es aquel que ha atravesado por las cuatro etapas que menciona Bruce Tuckmann en su teoría “Las etapas de desarrollo grupal de Tuckman”.
Estas etapas son:
Formación: En esta etapa se conforma el equipo. Se establecen las bases y se mantienen las formalidades. Aquí la coordinación es fundamental. En esta etapa los miembros se preguntan ¿Para qué existe este equipo?
Tormenta: En esta etapa es esperable una comunicación cerrada y es común observar resistencia a nuevos líderes. Predomina el individuo por sobre el equipo. La cooperación es clave. Los miembros visualizan su función en el equipo.
Si estas en esta fase con tu equipo ¡felicitaciones! Es importante que como líder incites la comunicación y expresión de los puntos de vista de todos los miembros de tu equipo. Será de esta manera en que podrán llegar a acuerdos, concordando cómo aportará cada uno para llegar a los resultados esperados.
Lo fundamental es escuchar las razones, ideas y opiniones de todos, incluso los más tímidos. En esta fase procura validar las ideas de los demás y atrévete a expresar la tuya, aunque sea distinta, ya que solo así podrás pasar a la siguiente fase.
Normalización: En esta fase las relaciones se tornan más cercanas, existe aceptación de puntos de vista disímiles. Los miembros del equipo están dispuestos a colaborar, ya que tienen claro el propósito del equipo, las
funciones de cada uno y piensan privilegiando el bienestar del equipo por sobre el bienestar individual.
En esta etapa los miembros piensan: “Nosotros en un equipo”.
Por lo tanto, es crucial que como líder des sentido de pertenencia a cada uno, así como también valides y reconozcas los aportes de otros, ya que de esta manera se logra mantener un propósito común lo que dará paso a la siguiente etapa.
Desempeño: Aquí el ambiente es abierto y de confianza. Existe flexibilidad, buen desempeño y adaptabilidad a los cambios. Cada miembro se compromete con lograr un buen rendimiento y velarán por cumplir todo lo propuesto. Existe colaboración y confianza en el trabajo de los demás.
En base a lo anterior, concuerdo con el Modelo de Patrick Lencioni y de Tuckman, los cuales afirman que la clave para que existan equipos de alto desempeño, es tener un alto nivel de confianza, ya que esto posibilitará que las personas expresen su punto de vista, abordando con más creatividad, diversidad e innovación la resolución de problemas.
¿Qué etapa estás transitando con tu equipo? ¿Cuál ha sido el método que te ha resultado más efectivo para lograr confianza en tu equipo?
¡Si quieres apoyo hablemos!
En mis intervenciones – tanto individual como de equipo – utilizo un test basado en las neurociencias que permiten entender la manera de procesar la información de tu cerebro y cómo de esta manera puedes generar confianza en los demás, dependiendo de tu hemisferio preferente y el de tu equipo.
Hablemos!